Comunicador gráfico y Gestor de memoria
Oficina de Comunicaciones
Programa Jóvenes teatro y comunidad – Teatro Esquina Latina
Siempre me ha resultado difícil dar inicio a un escrito y creo que obedece a que poco me doy la oportunidad de hacerlo. Sumado a eso, es que siento que carezco de esas palabras que me permitan hilar bien una historia. ¿Será que no las he aprendido?, ¿será que sí las aprendí, pero las he olvidado?, ¿o será que las aprendí, aún las recuerdo, pero no sé o no las quiero usar? Bueno, no lo sé, pero en esta ocasión me dedicaré tiempo para intentar hacerlo. Y es que no es fácil para mí describir lo que durante todos estos encuentros he aprendido y lo que ha significado para mí porque es que de alguna forma he aprendido a intentar saber quién soy yo, ya que todos mis recuerdos del pasado, tanto negativos como positivos, han dado como resultado esto que me ha definido como la persona que soy actualmente.
Devolverse en el tiempo fue descubrir que son muchísimas las situaciones vividas y que han quedado guardadas en mi memoria y que en varios de estos ejercicios fue recurrir a esta para traerlas a la actualidad e identificarlas como hechos claves en mi vida que me permiten ser lo que soy ahora. Pero quizá algo que me ha impactado en gran manera fue saber que alrededor de mis recuerdos había otros, que no eran míos sino de otras personas que quizás eran muy parecidos a los míos, en otros casos peores y que afectaron de manera distinta según quien los vivió.
Mientras yo estaba sentado en una esquina de la casa de mi abuela junto a mis hermanos y mi madre sin comida alguna en la zona alta de la ciudad de Cali, al otro extremo de la misma, en una zona plana y árida, decenas de familias huían de los estragos de la lluvia por allá en el año de 1989. O que en el año 2016 me doy cuenta del fallecimiento de mi padre al consultar su cédula para saber en qué lugar votaba para uno de los momentos democráticos más tristes de nuestro país como lo fue el plebiscito del SÍ o el NO. Sí, mientras sufría como individuo, paralelo a ello se entretejen otras situaciones aún más tristes para una gran cantidad de personas.
Y es que si yo sentara a mis hermanos para hablar de estas situaciones, sus recuerdos serían muy distintos a los míos, pero si nos diera por compartir cada punto de vista podríamos quizá llegar a consensos en los que quizá definamos que esos hechos vividos por cada quien son los que nos dieron el valor de apreciar la vida de manera distinta.
Y creo que así mismo sucede con nuestras comunidades cuando pasan por situaciones complejas, como en el caso de las comunas 13, 14 y 15 en las cuales las inundaciones en esos tiempos se llevaron lo poco y nada que tenían pero que desafortunadamente, como en el caso de mis hermanos y yo, no hay nada que permita saber qué pasó en sí con esas familias. Esto porque, según conversaciones que tuve con personas para conocer a fondo sobre lo sucedido en aquel 1989, muchas de las situaciones ocurridas en aquellos tiempos han quedado en el olvido porque no hubo quien tomara nota para futuras generaciones de lo que pasó y las personas que llevan consigo esa historia han muerto y poco o nada se sabe de lo que en ese tiempo se vivió… Y peor aún, es que todo aquel recuerdo y experiencia se limita a lo que el Gobierno quiso decir o dejó plasmado en estadísticas, pero que se aleja de la experiencia real de quienes lo sufrieron en carne propia.
“Lugar de memoria identificado en el recorrido por la comuna 15 de Cali”. Fotografía: Teatro Esquina Latina para el CNMH, 2020.
Siento que me voy alejando de lo que debería estar concretando en este escrito, pero es que, en todas estas charlas sostenidas, mi mirada ha estado centrada en haber entendido la importancia de que todo esto va más allá de solo recurrir a nuestras memorias y es “a dejarlas escritas, retratadas o puestas en algo que perdure en el tiempo” y que permita recurrir a ellas aun cuando sus protagonistas ya no se encuentren en la escena.
Me aclaro. Es que es válido que para mí el hacer estos ejercicios ha sido la forma más acertada de conocerme, de identificar lo que me ha hecho crecer como persona, de saber de dónde vengo, del porqué soy como soy, de darme cuenta que a mi alrededor han pasado muchas cosas y que no me he detenido a ver que esas cosas le han dado la forma actual de lo que es Jaír Cerón pero eso solo lo sabemos yo y mi familia, que me ha acompañado desde mi nacimiento en esta travesía. Pero si ellos o yo no estuviéramos con vida, no habría algo que permitiera que alguien distinto se diera cuenta de cómo ha sido esa transformación.
Y es que lo anterior no lo digo porque sea la persona más importante en este mundo como para darme cuenta de ello, ¡no!, sino porque si pongo mi historia en paralelo a la de una comunidad y esta no se preocupa por dejar su historia escrita o retratada en algo para que a futuro todo esto sirva como ejemplo a seguir o no seguir, pues de nada servirían tantas memorias. Sé que en la actualidad esto ha cambiado mucho y se han desarrollado distintas formas de dejar en archivo las historias de tantas y tantas experiencias vividas pero lo que quiero destacar es la “importancia de no simplemente recordar” sino también de “guardar estos recuerdos” para que a medida que pase el tiempo estos no pasen al olvido ya que lo vivido en el camino es lo que genera que en el presente esas comunidades sean vistas, reconocidas, identificadas como lo que son.
Intentando cerrar este alocado escribir, destaco que mi título responde precisamente a ese reconocimiento de lo importante que es dejar guardados todos estos procesos de memoria en algo que permita ser consultado a través del paso de los años. Y es que el voz a voz va perdiendo fuerza en su contenido a medida que quienes lo hacen van desapareciendo y eso es lo que ha permitido que a la fecha sepamos muchas cosas que han pasado en la historia del país, del mundo, etc.
Eso sí, y antes de poner punto final, es importante para mí decir lo siguiente: que no toda la historia se ha dicho por quienes realmente la vivieron sino por quienes simplemente la vieron como espectadores y es a razón de ello que, en mi forma de ver, cobra tanta importancia que en la actualidad intentemos que sean los protagonistas mismos quienes cuenten su historia y ahí nuestro papel es muy importante para que esto suceda, buscar la fuente correcta. ¿Por qué digo lo anterior? Sencillamente porque cuando empecé este ejercicio me di cuenta que yo he estado en varios momentos de construcción de memoria, escuchando, viendo, guardando en una foto o en un video lo que ahí se cuenta, pero percibí que es la primera vez en la que soy yo quien cuenta su historia, que tomo importancia en ella y eso es distinto a que alguien la diga por mí.
No sé si logro realmente desarrollar correctamente el ejercicio o si mis líneas equivocan reiteradamente la interpretación de quienes las lean, pero fue importante para mí sentirme parte de este proceso porque fue como verme, en mi individualidad, como una comunidad que nunca se ha dado la oportunidad de hablar y que al hacerlo aprendió lo importante que es abrirse y dar rienda suelta a contar su historia.
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Este es el resultado del apoyo a una de las iniciativas de memoria histórica priorizadas por el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) y la Estrategia de Apoyo a Iniciativas de Memoria Histórica entre 2020 y 2023. Los contenidos son responsabilidad de sus autores y no necesariamente reflejan las opiniones del CNMH.
Dirección general CNMH: María Gaitán Valencia – Rubén Darío Acevedo Carmona (2019-2022) | Dirección para la Construcción de la Memoria Histórica: Alex Álvaro Villarraga Sarmiento – Carlos Mario López Rojas (E) (2022) – Alberto Moreno Pérez (2021-2022) – Jenny Julieth Lopera Morales (2020-2021) | Coordinación del Equipo de Apoyo a IMH: Yuranni Forero Clavijo – Javier David Ávila Echavarría – Ingrid Adriana Frías Navas (2021-2022) – Edinso Culma Vargas (2020-2022) | Apoyo a la investigación: María Camila Mojica Vélez – Daniela Vásquez Pino (2022) – Isabel Cristina Gil Valencia (2020-2021) | Producción audiovisual: Mauricio Cañón – Jaír Cerón Velasco (Teatro Esquina Latina) | Ilustraciones: Elizabeth Builes – Lizeth Sanabria Ortiz | Mapas: Julio Enrique Cortes Rueda | Animaciones: Julián Villegas Santamaría | Diseño: Paola Alexandra González Roldán | Desarrollo: Diana Carolina Muñoz Ortega – Edna Carolina Suárez Pinto (2020-2022).